Esta costumbre es relativamente reciente ya que se remonta a la nochevieja de 1909 y es exclusiva de nuestro país.
Los cosecheros, alarmados por los considerables excedentes de uva de aquel año, inventaron el rito de tomar las doce uvas, coincidiendo con las doce camapanadas durante la última noche del año y con excusa de que eso traería buena suerte.
Por fortuna para ellos, la cosa cuajó de inmediato y se mantiene hasta hoy.
Por cierto, feliz 2005!!! (y no me pongáis coletilla como al que dará las uvas por la primera, Ramón García – que me legó un correo que decía que todos los españoles tenemos que gritar al unísono “por el culo te la hinco!!!”)
me gusta tu blog… perecta, sencilla y original… no como la mia que nació martificada…
Esas uvitas que siempre se empiezan a multiplicar minutos antes de las campanadas cuando empieza el cachondeo ya en casa xddddd de pronto tengo 48 n vez de 12 jejeje, un besazo y feliz navidad jaspito ¡ y wendy ¡¡
Yo no soy supersticioso pero por si acaso cada año me las tomo no sea que… :))
Un abrazo, maestro