Dándole la vuelta a la tortilla

Resulta prácticamente imposible a día de hoy, a la vez que contraproducente, negar a un menor el acceso a la tecnología, Internet o las redes sociales.

Los beneficios del uso de estos medios digitales superan con creces a los posibles riesgos.

Por poner algunos ejemplos:

  • Suponen una excelente forma de comunicación: inmediata y directa. Permite por ejemplo estar en contacto con familiares lejanos o con sus amistades en una etapa en la que, como hemos visto, la socialización es fundamental, lo cual contribuye también a su bienestar emocional.
  • Permiten mejorar de manera notable su educación. Internet es una puerta directa al conocimiento. Ofrece la oportunidad de encontrar una gran variedad de materiales y recursos complementarios que ayudan al apoyo escolar y a la mejora de resultados académicos.
  • Desarrollan las habilidades y competencias tecnológicas que serán claves en su futuro profesional.
  • Estimulan su capacidad de investigación y descubrimiento.
  • Permiten localizar y conectar a personas con los mismos intereses o aficiones.
  • Desarrollan las habilidades y competencias tecnológicas que serán claves en su futuro.

Por tanto, no debemos demonizar su uso. Todo lo contrario, en la mayor parte de las ocasiones, más allá de prohibir o restringir, resulta mucho más efectivo dar la vuelta a la tortilla y potenciar todas estas ventajas, motivando a nuestros menores a que se sirvan de los medios digitales para desarrollar sus gustos, hobbies o talentos.

Este enfoque positivo trata de llevar las pasiones del menor a Internet para que al mismo tiempo pueda conectar con otros usuarios de intereses comunes.

De esta forma fomentaremos su creatividad, mejorará su autoestima, aprenderá y ampliará sus conocimientos, tendrá espíritu crítico, sabrá buscar información veraz, se comunicará y expresará mejor y, en definitiva, conseguirá construir una identidad digital y contará con una serie de competencias que le ayudarán en su futuro profesional.