Resulta prácticamente imposible a día de hoy, a la vez que contraproducente, negar a un menor el acceso a la tecnología, Internet o las redes sociales.
Los beneficios del uso de estos medios digitales superan con creces a los posibles riesgos.
Por poner algunos ejemplos:
Por tanto, no debemos demonizar su uso. Todo lo contrario, en la mayor parte de las ocasiones, más allá de prohibir o restringir, resulta mucho más efectivo dar la vuelta a la tortilla y potenciar todas estas ventajas, motivando a nuestros menores a que se sirvan de los medios digitales para desarrollar sus gustos, hobbies o talentos.
Este enfoque positivo trata de llevar las pasiones del menor a Internet para que al mismo tiempo pueda conectar con otros usuarios de intereses comunes.
De esta forma fomentaremos su creatividad, mejorará su autoestima, aprenderá y ampliará sus conocimientos, tendrá espíritu crítico, sabrá buscar información veraz, se comunicará y expresará mejor y, en definitiva, conseguirá construir una identidad digital y contará con una serie de competencias que le ayudarán en su futuro profesional.