Entendiendo la privacidad y sus implicaciones

Como vimos en la lección anterior, cuando navegamos por Internet o usamos redes sociales, vamos dejando y proporcionando gran cantidad de información sensible. Esto es lo que hemos llamado rastro o huella digital.

Muchas veces se produce de forma consciente con datos o publicaciones que voluntariamente compartimos o subimos. Pero en otras ocasiones esta información puede proceder de publicaciones de otros usuarios en las que aparecemos o que hablan de nosotros o, simplemente es generada y publicada de forma automática por las webs, apps o servicios que usamos (por ejemplo última hora de conexión, sitios web visitados, geolocalización, versión del navegador utilizado, etc.)

En cualquier caso, la forma en la que podemos administrar toda esta información se conoce como gestión de la privacidad y es un proceso fundamental que tú y los tuyos debéis desarrollar para un uso seguro y responsable de Internet, por lo que en esta lección trabajaremos esta competencia digital.

En primer lugar hay que recalcar que la gestión de la privacidad es un tema personal y subjetivo; debemos encontrar un equilibrio entre las ventajas que ofrece exponer nuestra información personal en la red y los posibles riesgos asociados.

En el caso de los menores, normalmente la gestión de la privacidad que suelen realizar consiste en evitar que personas adultas como sus padres y profesores tengan acceso a su información en la red.  Sin embargo, no dan tanta importancia a las consecuencias de sus actos digitales y les cuesta pensar en términos de futuro.

Te pongo como ejemplo una situación que me suelen compartir en algunos talleres de privacidad que imparto:

Laura (vamos a llamarla así) acaba de cumplir 11 años y sus padres le han regalado su primer smartphone. Llevaba meses deseando que llegara este momento. Muchos de sus amigos ya tenían uno, y no soportaba tener que usar el móvil de sus padres para mandar mensajes de WhatsApp. Ahora tiene total libertad para hablar con quien quiera y cuando quiera…

Junto a WhatsApp, también se descarga e instala TikTok e Instagram, que son las redes sociales en las que están sus amigos. Decide hacerse unas cuantas fotos divertidas y atrevidas, y publicarlas en su perfil: todas sus amigas lo hacen…

 Unas semanas después, le llega un rumor en el Instituto: dicen que una de sus fotos más “atrevidas”, en las que salía en bikini, está circulando por ahí. Después comprueba que es cierto, su foto está en otras páginas de Internet, grupos de WhatsApp, ¡e incluso impresas en papel colgadas por el instituto!

 Laura se siente humillada, no dejan de difundir las imágenes y llegarle comentarios ofensivos al respecto. La situación está descontrolada. Laura nunca pensó que pudieran hacerle esto, y ahora se arrepiente de no haberlo pensado bien antes de publicar esas imágenes. Está intentando eliminar esos contenidos, pero no es fácil, ya lo tiene todo el instituto…

Como ves, la pérdida de privacidad es el principal riesgo al compartir información privada, conllevando la exposición pública de la intimidad de los menores. Una vez publicados en Internet, puede resultar difícil borrar esos contenidos, generando más problemas en el futuro.

Pero no solo esto. Veamos otras posibles implicaciones y además en este caso con una persona adulta:

Juan tiene 42 años. Está casado y tiene 3 hijos. Vive en A Coruña (España) y trabaja como fisioterapeuta. Le encanta la fotografía, el deporte y habitualmente sale a correr y en bicicleta.

 Tiene cuenta en Facebook e Instagram con perfiles públicos y abiertos donde habitualmente comparte las fotos al atardecer que hace desde su apartamento situado en primera línea de playa o los recorridos de sus entrenamientos en los que también se refleja su ubicación.

 Esta semana ha publicado en su cuenta de Facebook un estado que dice lo siguiente: “¡Por fin vacaciones! Nos vamos a pasar unos días a Canarias para desconectar que bien merecido lo tenemos” junto a una foto de una playa de las Islas.

 A la semana siguiente cuando Juan y su familia regresan a su domicilio descubren una desagradable sorpresa porque los ladrones entraron a robar a su hogar…

La pregunta es, si a ninguna persona adulta y madura se le ocurre dejar una nota en la puerta de su vivienda anunciando que estará fuera unos días… ¿Cómo es posible que haya muchas que cuando están en el mundo digital olvidan las posibles consecuencias que tiene compartir determinada información?

En resumen, cuidando tu privacidad (y la de tus hijos) no solo cuidas tu/su reputación online y sus posibles implicaciones en el futuro personal y profesional. Además te/les proteges mejor frente a muchos riesgos que existen en la red, entre ellos:

  • Daños en la reputación. Al exponer contenidos privados, pueden influir negativamente en la imagen que ofrecemos a los demás a través de Internet y esto incluye por ejemplo nuestro futuro profesional.
  • Perfiles falsos o suplantación de identidad. La publicación de información personal y privada puede facilitar este tipo de iniciativas o incluso que se simplifique la deducción de contraseñas o preguntas de seguridad y que otros accedan a nuestras cuentas personales.
  • Riesgos para la seguridad personal. La publicación de información referente a ubicaciones, como domicilios, centros educativos o lugares de ocio habituales, así como horarios o rutinas, puede llegar a acarrear problemas ya que, en el caso de un menor, facilita que pueda ser localizado físicamente.
  • Cualquier contenido publicado en Internet puede ser utilizado en un acoso, siendo más grave cuanto más íntima es la información. Un ejemplo de ello es la publicación de conversaciones privadas para dañar o ridiculizar a la víctima.
  • Como explicaremos más adelante en el curso, esta práctica implica enviar a otra persona contenidos íntimos a través de Internet, como imágenes o vídeos, perdiendo desde ese momento el control sobre los mismos.
  • También hablaremos de esta otra práctica en la que un adulto trata de establecer relación con un menor a través de Internet con intenciones de carácter sexual. El adulto utiliza la información íntima del menor como elemento de chantaje, para que éste acceda a sus deseos bajo la amenaza de hacer pública esa información.
  • Pérdidas económicas. Como vimos en el ejemplo de Juan, la información publicada puede facilitar datos de forma indirecta, como horarios, direcciones o nivel adquisitivo, de tal modo que puedan allanar el camino a ladrones y delincuentes. En otros casos puede proporcionar datos para el acceso a cuentas de banca o comercio online.